Entrevista “El Valle significa para mí lo mítico, lo legendario”

Luis Mateo: “El Valle significa para mí lo mítico, lo legendario”

Entrevista concedida a Lidia de la Villa en verano de 2021

Luis Mateo Díez (Villablino, 1942) concede esta entrevista para el proyecto ‘Un paseo literario por los rincones de Luis Mateo’ cuando el verano de 2021 está llegando a su fin y, días después, de la visita a Villablino en la que recorrió esos rincones de su niñez que son el hilo conductor de este proyecto. Recorrer esos lugares supone para el escritor “reconstruir el recuerdo de mi vida en aquel tiempo”
Esta ruta literaria empezó a ‘germinar’ en la primavera del año 2011 de la mano del profesor José Manuel Villar Fernández como una actividad enmarcada dentro del programa de la Universidad Popular de Laciana. Una década después y, gracias a la Asociación de Amigos de Sierra Pambley, el Ayuntamiento de Villablino y la inestimable colaboración de Luis Mateo Diez, el paseo literario es una realidad.

Pregunta. ¿Qué supone para Luis Mateo esta ruta literaria por los rincones de su infancia en Villablino?
Respuesta. Un encuentro con la memoria, precisamente desde esos lugares, sitios, rincones de mi infancia. Recorrerlos es como reconstruir el recuerdo de mi vida en aquel tiempo.

P. ¿Cómo ha influido en su obra haber nacido y vivido sus primeros años en el Valle de Laciana, el Valle por antonomasia para usted?
R. Se dice, y estoy de acuerdo, que el ser humano tiene en sus primeros años algo parecido al tiempo primordial de la existencia. Sería un tiempo mítico, con las primeras sensaciones, las primeras emociones, los afectos… Y los paisajes, el entorno primero de tu vida y de quienes la compartieron contigo. El Valle significa para mí lo mítico, lo legendario y, además, se corresponde muy bien con el propio patrimonio de su cultura popular.

P. ¿Qué diferencias encuentra entre el Villablino de los años cuarenta y el actual?
R. La misma diferencia de un tiempo antiguo, lejano, y lo que el desarrollo y la modernidad conlleva. No muy para bien, en nuestro caso, si vemos el declive del carbón, la liquidación de la minería. Villablino se ha empobrecido al ir de la pujanza del trabajo a una suerte de olvido. Pero los cuarenta eran desabrigados, el franquismo no daba tregua, eran años desolados. Lo que pasa es que las infancias podían vivir ajenas a la realidad y el conducto de la amistad y el juego contribuían a nuestra felicidad.

P. En su reciente visita a Villablino visitó el antiguo edificio consistorial de Villablino donde usted nació y subió al desván ¿cómo se sintió al regresar al Desván, con mayúsculas? ¿Aún vaga por él el espíritu de Ciro?
R. El Desván fue como el lugar secreto entre mis hermanos y mis amigos y amigas. Un lugar misterioso y maravilloso en su pobreza y sugestión. En la casa consistorial hubo un hospital de sangre, un recuerdo vivo y dramático de la guerra. Había objetos quirúrgicos, camillas, una emisora de campaña, infinitos enseres que se podían descubrir, aun con el riesgo de que todo aquello se te cayera encima. También estaban, en cajas, los libros de las escuelas republicanas que mi padre había recogido. “Corazón” de Amicis, entre ellos. Un libro secreto que me emocionó y me hizo llorar literariamente por vez primera. Lo más secreto de esos libros era el tamponazo de “requisado” en sus primeras páginas.

P. En este paseo literario cada localización va unida a una lectura en la que aparecen lugares y personas, ¿cuántos de esas personas/personajes y lugares como Bar Cavila son personas y lugares reales?
R. Siempre hay un sustrato de realidad, pero derivado por la imaginación hacia la ficción. Ya se sabe que la imaginación no es otra cosa que la memoria fermentada.

P. ¿Conocer el Valle y las vecinas comarcas de Babia y Omaña son una manera de adentrarse en el universo literario de Luis Mateo Diez?
R. En buena parte de mi obra, el lector que las conoce puede adentrarse de una manera privilegiada.

P. ¿Hay algún paralelismo entre el territorio literario de Celama y Laciana?
R. No, no lo hay, Laciana está en mi pasado legendario. Celama surge del Páramo. Es una comarca imaginaria, situable en el suroeste provincial. Pero lo imaginario unifica una totalidad de referencias. Mi mundo literario se unifica en mis personajes.

P. En ‘Laciana, suelo y sueño’ dice que “el Valle encierra sus tesoros y hay que abrir el cofre para enseñarlos, todos somos dueños de una llave, la mía es esta” (en alusión a palabra, la literatura), ¿qué tesoros podrían usted en valor para los que parece que los lacianiegos ‘hemos perdido la llave’?
R. El progreso contrae ganancias y pérdidas. No tengo respuesta. Mis paisanos tienen la lucidez del pesar por esas pérdidas. Muchas de las ganancias eran exiguas. Hay que reinventar el Valle, que tiene una geografía maravillosa, por mucho que la hayan lastrado, y eso es cosa de todos. Yo escribo y la escritura y lo que representa puede ser mi modesta contribución. No me resigno a la idea de que nuestro pasado es nuestro futuro.

P. ¿Para cuándo su próximo libro? ¿Nos puede avanzar algo sobre el tema?
R. Dos libros para 2022. “Celama, un recuento” que ofrecerá al lector una manera de descubrir o redescubrir Celama. Y “Mis delitos como animal de compañía”, una fábula ambiciosa sobre el trastorno del mundo que vivimos.